Luchon Bayonne, rouler dans l’histoire!
Crónica:
Viernes por la tarde, enfundados en sus trajes de verde moskito con nueve horas de coche por delante. Así se persona el grupo de brevet Moskito en su andanza por la Galia Aquitana, en pleno Pirineo francés, donde la Luchón Bayona toma su 47ª edición.
Esta brevet se presenta por si sola: 320 kilómetros recorriendo la cordillera pirenaica de este a oeste, 6.200 metros de desnivel positivo, 6 puertos míticos, más de dos mil inscritos, 6 moskitos y 1 conductor. Miles de ciclistas reviven la historia en la inmensidad de las montañas, carreteras seseantes, cumbres nevadas y pendientes vertiginosas que pondrán al límite a ciclistas y bicicletas. Un sentimiento perpetuo de odio y amor.
Los inicios de Bayona-Luchón datan de la época en que los corredores del Tour de Francia completaron, de una tirada, la gran etapa de los cuatro grandes puertos pirenaicos. Impulsados por sus ídolos, en 1930, el cuarteto formado por Calame, Janot, Duffaure y Lapouble, a sus dieciocho años, se apresuraron a la intrépida aventura desde Biarritz a Luchón. Desde entonces, cada dos años, los randonneurs surcan sobre sus monturas como compañeras de viaje el asfalto por los que otrora parches de alquitrán convivían junto a tierra y grava. Ofreciéndose, como entonces, la luna llena como guía durante gran parte del recorrido nocturno.
Con un cálido y despejado paisaje, seis moskitos calzan sus calas para dar comienzo a lo que promete ser una apasionante aventura. El recorrido arranca vertical desde su inicio, coronando Col de Peyresourde y Aspin en un pesado parpadeo de ojos. Al abrirlos, la dureza del paso de Tourmalet se hace presente, y recuerdos de la primavera de 1910, cuando el periodista francés de l’Auto Alphonse Steines intentaba recorrer en coche los 327 kilómetros que separaban Luchón de Bayona con el propósito de demostrar que era posible incluir en el Tour etapas pirenaicas, invadía las mentes. Finalmente, el descenso de Col du Soulor ponía el broche a cuatro puertos sin descanso.
El sol se ocultó en el horizonte y la luna, inmensa, junto con los focos, iluminaba la noche más corta del año. La fatiga muscular junto al ritual de origen pagano de las hogueras de San Juan provocó que el “perro verde” jugase más de una pasada graciosa entre el grupo. Donde algunos solo veían sombras otros se imaginaban figuras animales agazapadas entre las tinieblas, antenas que emergían de los cascos y conversaciones sin sentido,…, y aún quedaba por alcanzar Col d‘Osquich.
Mientras las últimas ascuas se consumían y los primeros rayos se abrían paso sobre las pesadas nubes, el imponente río Adur daba la bienvenida al grupo a Bayona, que durante la noche había crecido tras acompañar a Fabrice, un ciclista francés. La soñada meta, el reconocimiento tras 22 horas de recorrido y el merecido descanso se encontraba tras cruzar la intersección entre los ríos Nive y Adur, Pont Mayou.
Una carrera para la reflexión sobre el esfuerzo, potencial del ser humano y cómo siempre es posible superar los límites. Luchón-Bayona ha dejado paisajes, parajes, cols y recuerdos que tardaran en ser olvidados. Sobre todo lo que ha generado es un sentimiento de pertencia, en el que el sufrimiento y la victoria es compartido. Agradecer especialmente a Antonio, padre de Rubén, el apoyo brindando durante todo el viaje. No cabe duda que sin su ayuda la consecución de este reto habría estado en entre dicho.
Con este nuevo triunfo del grupo se consagra la participación del equipo de Brevets CDE Moskito Bikers: David Bajo, Raúl García, Rufino Clemente, Rubén Montenegro, Javier Benito y Jorge Martínez.
Itinerario:
23 JUNIO 2018 – 6:30 h. – 330 km – 6.200 m.+
LUCHON (D) – Col de Peyresourde – Arreau – Col d’Aspin (C1) – Ste-Marie-de-Campan – Col du Tourmalet (C2) – Luz-St-Sauveur – Argelés-Gazost – Col du Soulor (C3) – Tunnel du Litor – Col d’Aubisque – Gourette – Laruns – Louvie-Juzon – Arudy – Oloron (C4) – Tardets – Mauléon – Col d’Osquich (C5) – Irissary – Bonloc – Cote de Bonloc – Hasparren – Constantinra – Briscous – BAYONNE (A)